Evidentemente lo más famoso y conocido de Tailandia es la zona norte por su Triángulo de Oro (en el que desde un mismo punto puedes ver 3 países) y por supuesto sus islas: Phuket, Kos Samui, Koh Tao...
Pero lo que descubrí fue que la gente estaba empezando a visitar la zona sur por sus templos y monasterios.
Uno de los que más llamó mi atención fue el Wat Suan Mokh (Significa el jardín de la liberación). Y es que no tienes que ser de religión budista o dedicarte a la meditación para poder visitarlo, e incluso pasar unos días de retiro junto a los monjes:
Este santuario está en mitad del bosque y cuenta con unos 40 monjes, es famoso en el país porque uno de los monjes más conocidos vivió allí durante muchos años. Los visitantes pueden hacer retiros o cursos de 10 días que empiezan el día 1 de cada mes, y convivir con los mismos monjes.
Eso sí, tenéis que estar dispuestos a levantaros antes del amanecer, a hacer sólo dos comidas, y sobre todo, a mantener silencio. Sinceramente creo que eso es lo que más me costaría a mí!!!!
Pero por otro lado pienso, y calculo, y me doy cuenta de que contando con que vivamos hasta los 80 años, son casi 30.000 días el total de tu vida, que pierdes por probar a pasar diez de ellos en silencio y conociéndote a ti mismo? Quizás lo que pasa es que mucha gente le da miedo a conocerse a si misma no creéis? En fin, creo que un día de estos me voy a animar y ya os contaré...
Como vais a poder ver en las fotos, es un templo completamente en la naturaleza y sin más adornos que los propios árboles y animales que circulan por allí, evidentemente con recursos muy limitados, os dejo fotos de una de las habitaciones y del baño comunitario:
Lugar de meditación (mediante respiración) |
Si queréis saber más sobre este templo, aquí os dejo la página web: http://www.suanmokkh-idh.org/
Y si tenéis alguna duda, u os decidís a ir, yo puedo organizaros el viaje sin problema, mi correo es: elviajedesandra@gmail.com podéis escribirme para lo que queráis!
Os dejo una frase como siempre, esta vez, una cita de Buda, que viene a cuento!
El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato.
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